martes, 4 de octubre de 2011

CAYENDO

 

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CAYENDO

―Entonces, ¿Te divertiste esta noche con Isabelle?‖ Clary,con su teléfono atascado contra su oído, maniobró cuidadosamente a sí misma de una larga viga a otra. Las vigas estaban fijadas seis metros arriba en el techo del ático del Instituto, donde la sala de entrenamiento estaba localizada. Caminar las vigas significaba enseñarte cómo equilibrar. Clary las odiaba. Su miedo a las alturas hizo todo el asunto enfermizo, a pesar del cable flexible atado alrededor de su cintura que era, suponía, para evitar que golpeara el suelo si ella caía. ―¿Le has hablado de Maia ya?‖

Simon hizo un leve, evasivo ruido que Clary sabía significaba ―no‖ Ella podía escuchar
música en el fondo, podía imaginarlo tirado en su cama, el estéreo tocando
suavemente mientras él hablaba con ella. Sonaba cansado, del tipo ―cansado hasta los
huesos‖ que ella sabía que su tono ligero no reflejaba su estado de ánimo. Ella le preguntó si estaba todo bien varias veces al comienzo de la conversación, pero él había espantado su preocupación.

Ella soltó un bufido. ―Estás jugando con fuego, Simon. Espero que sepas eso.‖

"No lo sé. ¿De verdad piensas que es gran cosa?‖ Simón sonaba dolorido. ―No he tenido
una sola conversación con Isabelle-o Maia- acerca de salir exclusivamente.‖

―Dejame decirte algo acerca de las chicas.‖ Clary se sentó en una viga, dejando sus piernas colgando fuera en el aire. Las ventanas del ático de media luna estaban abiertas, y el aire fresco de la noche se derramaba dentro, enfriando su sudorosa piel. Ella siempre había pensado que los Cazadores de Sombras entrenaban en su duro, traje de cuero, pero como resultó ser, ese era para el entrenamiento posterior, que implicaba armas. Para el tipo de entrenamiento que ella estaba haciendo -ejercicios de
destinados a aumentar su flexibilidad, velocidad y sentido del equilibrio- ella llevaba un
ligero top, y pantalones de cordón ligero que le recordaba uniformes médicos. ―Incluso si no has tenido la conversación de exclusividad, ellas todavía van a estar enojadas si descubren de que estás saliendo con alguien que ellas conocen y tú no lo has mencionado. Es una regla de citas.‖

―Bueno,  ¿Cómo se supone que conozca esa regla?‖

―Todo el mundo conoce esa regla.‖

―Pensé que se suponía que estabas de mi lado.‖

―¡Estoy de tu lado!‖

―Entonces, ¿Por qué no eres más simpática?‖

Clary cambió el teléfono a su otra oreja y se asomó en las sombras por debajo de ella.
¿Dónde estaba Jace? Él había ido a conseguir otra cuerda y dijo que estaría de regreso en cinco minutos. Por supuesto, si él la atrapaba en el teléfono aquí arriba, probablemente la mataría. Él rara vez estaba encargado de su entrenamiento –


generalmente era Maryse, Kadir, o varios otros miembros de la Conclave de New York temporalmente hasta que un reemplazo para el anterior tutor del Instituto, Hodge, pudiera ser encontrado- pero cuando él estaba, se lo tomaba muy seriamente.

―Porque,‖ ella dijo ―tus problemas no son problemas reales. Estas saliendo con dos bellas
chicas a la vez. Piensa en ello. Eso es como… problemas de estrellas-de-rock.‖

―Teniendo problemas de estrellas-de-rock puede ser lo más cercano que nunca consiga
siendo una real estrella de rock.‖

―Nadie te dijo que llamaras a tu banda Salacious Mold, mi amigo.‖

―Somos Millennium Lint ahora‖ protesto Simon.

―Mira, solo resuelve esto antes de la boda. Si ambas piensan que van a ir contigo y se enteran en la boda que estas saliendo con ambas, ellas te matarán.‖ Ella se puso de pie. ―Y entonces, la boda de mi mamá será arruinada, y ella te matará. Así que estarás muerto dos veces. Bueno, tres veces, técnicamente…‖

―¡Nunca le dije a ninguna de ellas que iba a la boda con ellas!‖ Simon sonaba en
pánico.

―Sí, pero ellas van a contar contigo. Ese es el porqué las chicas tienen novio. Así tienes a alguien que te lleve a aburridas funciones.‖ Clary se movió hacia el borde de la viga, mirando hacia abajo a las sombras luz-de-bruja-iluminaba más abajo. Había un viejo círculo de entrenamiento con tiza en el suelo, que parecía un ojo-de-buey. ―De cualquier manera, tengo que saltar fuera de esta viga ahora y posiblemente precipitarme hacia mi horrible muerte. Voy a hablar contigo mañana.‖

―Tengo práctica de banda a las dos, ¿Recuerdas? Te veo allí.‖

―Nos vemos.‖ Ella colgó y se metió el teléfono en su sostén, la ligera ropa de entrenamiento no tenía ningún bolsillo, por tanto, ¿Qué debe hacer una chica?

―Entonces, ¿Estás planeando permanecer allí toda la noche?‖ Jace entró al centro del ojo-de-buey y miró arriba hacia ella. Él estaba vistiendo traje de lucha, no ropa de entrenamiento como Clary, y sus rubios cabellos destacaban sorprendentemente
contra el negro. Se había oscurecido ligeramente desde el final del verano y era más un oro oscuro que la luz, la cual, Clary pensaba, le sentaba incluso mejor. La hacía absurdamente feliz que ella ahora lo conocía el tiempo suficiente para notar pequeños cambios en su apariencia.

―Pensaba que ibas a venir aquí‖, ella gritó hacia abajo. ―¿Cambio de planes?‖

―Larga historia.‖ Él sonrió hacia ella. ―¿Entonces? ¿Quieres practicar saltos?‖

Clary suspiró. La práctica de saltos implicaba arrojarse a sí misma fuera de la viga en el espacio vacío, y usando el cable flexible para sostenerla mientras ella empujaba contra las paredes y giraba sobre sí misma y bajaba, enseñándose a sí misma a dar vueltas, patear, y agacharse sin preocuparse por suelos duros y moretones.

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Ella estaba empezando a preguntarse si no importaba que ella hubiera nacido una Cazadora de Sombras, tal vez ya era demasiado tarde para que ella se convirtiera en una, o al menos una completamente funcional. O tal vez el don que se les dió a ella y Jace hacia que ellos tuvieran de alguna manera una distribución desigual entre ellos, por lo que él había obtenido toda la gracia física, y ella había conseguido –bueno, no mucho de ello.

―Vamos, Clary.‖ Dijo Jace. ―Salta.‖ Ella cerró sus ojos y saltó. Por un momento ella se
sintió a sí misma colgar suspendida, libre de todo. Entonces, la gravedad se hizo cargo, y ella se sumió para evitar el suelo. Instintivamente, ella sacó sus brazos y piernas, manteniendo sus ojos cerrados con fuerza. El cable jaló tirante y ella rebotó, volando de regreso antes de caer de nuevo. Mientras su velocidad desaceleraba, ella abrió sus ojos y se encontró a sí misma colgando al final del cable, alrededor de cinco pies encima de Jace. Él estaba sonriendo.

―Bien,‖ Dijo él. ―Tan elegante como un copo  de nieve cayendo.‖

―¿Estaba gritando?‖ Pregunto ella, genuinamente curiosa. ―Tu sabes, en el camino hacia abajo.‖

Él asintió con la cabeza. ―Afortunadamente no hay nadie en casa, o ellos podrían haber asumido que te estaba asesinando.‖

―Já. Tú no puedes ni siquiera llegar a mí.‖ Ella echó una pierna y giró perezosamente en
el aire.

Los ojos de Jace brillaron. ―¿Quieres apostar?‖

Clary conocía esa expresión ―No.‖ Ella dijo rápidamente, ―Lo que sea que vayas a hacer-‖

Pero él ya lo había hecho. Cuando Jace se movía rápidamente, sus movimientos individuales eran casi invisibles. Ella vio su mano ir a su cinturón, y entonces algo brilló en el aire. Ella escuchó el sonido de la tela partiéndose mientras el cable por encima de su cabeza fue cortado de un lado a otro. Soltada, ella cayó libremente, también sorprendida gritó –directamente en los brazos de Jace. La fuerza lo derribó hacia atrás, y ellos tirados juntos sobre una de las acolchadas alfombras del piso. Clary, encima de él.

Él sonrió hacia ella.

―Ahora,‖ Dijo él, ―eso fue mucho mejor. No has gritado para nada.‖

―No tuve la oportunidad.‖ Ella estaba sin aliento, y no sólo por el impacto de la caída. Estando tumbada encima de Jace, sintiendo su cuerpo contra el suyo, hizo sus manos temblar y su corazón latir más rápido. Ella había pensado que tal vez su reacción física por él – sus reacciones el uno al otro – podría desvanecerse con la familiaridad, pero eso no había sucedido. En todo caso, había ido empeorando entre más tiempo ella había pasado con él –o mejorando, ella suponía, dependiendo de cómo pensaba en ello.

Estaba mirando hacia ella con ojos oscuros de oro, ella se preguntó si su color se había intensificado desde su encuentro con Raziel, el Ángel, por las orillas del lago de Lyn en

 

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Idris. Ella no podía preguntarle a nadie: A pesar de que todo el mundo sabía que Valentine había llamado al Ángel, y que el Ángel había curado a Jace de las heridas que Valentine había infligido en él, nadie más que Clary y Jace sabían que Valentine había hecho más que herir a su hijo adoptivo. Él había apuñalado a Jace a través del corazón como parte de la ceremonia de invocación- lo apuñaló, y lo sostuvo mientras él moría. El deseo de Clary a Raziel había regresado a Jace de la muerte. La enormidad
de ello todavía sorprendía a Clary, y, ella sospechaba, a Jace también. Ellos habían acordado jamás decirle a nadie que Jace había realmente muerto, siquiera por un
breve tiempo. Este era su secreto.

Él extendió la mano y apartó su cabello de la cara de ella. ―Estoy bromeando.‖ Dijo él.
―No eres tan mala. Lo lograrás. Deberías haber visto a Alec hacer saltos al principio.
Creo que él se pateó a sí mismo en la cabeza una vez.‖

―Seguro.‖ Dijo Clary. ―Pero el probablemente tenía once.‖ Ella lo miró. ―Supongo que tú siempre has sido asombroso en estas cosas.‖

―Yo nací asombroso.‖ Él le acarició la mejilla con la punta de sus dedos, suavemente pero lo suficiente para hacerla temblar. Ella no dijo nada, él estaba bromeando, pero en un sentido era verdad. Jace había nacido para ser lo que él era. ―¿Cuánto puedes quedarte esta noche?‖

Ella sonrió un poco.  ―¿Acabamos con el entrenamiento?‖

―Me gustaría pensar que hemos terminado con la parte de la tarde que es absolutamente necesaria. Aunque hay unas pocas cosas que me gustaría practicar…‖ El llegó a tirar de ella hacia abajo, pero en ese momento la puerta se abrió, e Isabelle llegó con paso majestuoso, los altos tacones de sus botas haciendo clic en el piso de madera pulida.

Capturando la vista de Jace y Clary tendidos en el suelo, ella levantó sus cejas.
―Besuqueándose, ya veo. Pensé que supuestamente estaban entrenando.‖

―Nadie te dijo que tenías que aparecer sin golpear, Iz‖. Jace no se movió, sólo giró su cabeza hacia un lado para mirar a Isabelle con una mezcla de molestia y cariño. Clary, sin embargo, se puso de pie, enderezando su arrugada ropa.

―Esta es la sala de entrenamiento. Esto es espacio público.‖ Isabelle se estaba quitando uno de sus guantes, los cuales eran de terciopelo rojo brillante. ―Acabo de conseguir estos en Trash and Vaudeville. A la venta. ¿No los amas? ¿No desearías tener un par?‖ Ella agitó sus dedos en su dirección.

―No lo sé‖, dijo Jace. ―Creo que ellos podrían entrar en conflicto con mi traje.‖

Isabelle le hizo una mueca. "¿Has oído acerca del Cazador de Sombras muerto que ellos encontraron en Brooklyn? El cuerpo estaba mutilado arriba, así que ellos no saben quién es todavía. Yo asumo que es donde mamá fue.‖

―Sí,‖ dijo Jace, sentándose. ―Reunion de la Clave. Me encontré con ella en el camino de
salida.‖

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―Tú no me dijiste eso,‖ dijo Clary. ―¿Es por eso que te llevo tanto conseguir cuerda?‖ Él asintió con la cabeza. ―Lo siento. No quería asustarte.‖
―Lo que quiere decir,‖ dijo Isabelle, ―él no quería estropear el ambiente romántico.‖ Ella
se mordió el labio. ―Sólo espero que no sea nadie que conozcamos.‖

―Yo no creo que pueda haber sido. El cuerpo fue arrojado en una fábrica abandonada
-había estado allí durante varios días. Si hubiera sido alguien que conocíamos, habríamos notado que estaba perdido.‖ Jace empujó su cabello hacia atrás detrás de las orejas. Él estaba mirando a Isabelle un poco impaciente, Clary pensó, como si él estuviera irritado de que ella hubiera sacado el tema. Ella deseaba que él le hubiese dicho antes, incluso si podría haber estropeado el ambiente. Mucho de lo que él hizo, lo que todos ellos hacían, Clary sabía, los llevaba en contacto frecuente con la realidad de la muerte. Todos los Lightwoods estaban, a su propia manera, aún lamentando la pérdida del hijo más joven, Max, quien había muerto simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Esto era extraño. Jace había aceptado su
decisión de abandonar la escuela secundaria y tomar el entrenamiento sin un murmullo, pero él evitaba de cualquier modo discutir los peligros de una vida Cazadora de
Sombras con ella.

―Voy a vestirme,‖ Ella anuncio, y se dirigió a la puerta que llevaba al pequeño vestuario unido a la zona de entrenamiento. Era muy sencillo: paredes de madera clara, un espejo, una ducha, y ganchos para ropa. Toallas estaban apiladas cuidadosamente en un banco de madera por la la puerta. Clary se duchó rápidamente y se puso su ropa de calle –medias, botas, falda de jean, y un nuevo suéter rosa. Mirándose en el espejo, vio que había un hoyo en sus medias, y su húmedo y rizado cabello rojo era una maraña desordenada. Ella nunca podría verse perfectamente organizada como Isabelle
siempre lo hacía, pero a Jace parecía no importarle.

En el momento en que regresó a la sala de capacitación, Isabelle y Jace habían dejado el tema de los Cazadores de Sombras muertos atrás y se habían trasladado sobre algo que Jace aparentemente encontró incluso más horrible –Isabelle saliendo con Simon.

―No puedo creer que él en serio te llevo a un restaurante.‖ Jace estaba en sus pies ahora, poniendo una forma en las alfombras y el traje de entrenamiento mientras Isabelle se inclinó contra la pared y jugaba con sus guantes nuevos. ―Asumí que su idea de una cita iba a hacer que tú lo vieras jugar a World of Warcraft con sus amigos nerd.‖

―Yo,‖ señaló Clary, ―soy una de sus amigos nerd, gracias.‖

Jace le sonrió.

"En realidad no era un restaurante. Más que una cenaduría. Con una sopa rosa que él quería que yo probará," dijo Isabelle, pensativa. "Él fue muy dulce."

Clary se sintió de inmediato culpable por no decirle a ella —o a Jace —sobre Maia. "Él dijo que te divertiste."

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La mirada que Isabelle parpadeó hacia ella. Había una cualidad peculiar en la expresión de Isabelle, como si estuviera ocultando algo, pero se había ido antes de que Clary pudiera estar segura de que había estado allí en absoluto. "¿Hablaste con él?"
"Sí, me llamó hace unos minutos. Sólo para reportarse" Clary se encogió de hombros. "Ya veo", dijo Isabelle, con su voz de repente ligera y fresca. "Bueno, como he dicho, él
es muy dulce. Pero tal vez un poco demasiado dulce. Eso puede ser aburrido." Metió sus
guantes en los bolsillos. "De cualquier manera, no es una cosa permanente. Es simplemente un juego por ahora."

La culpa de Clary se desvaneció. "¿Han hablado de eso alguna vez, ya sabes, salir exclusivamente?"

Isabelle parecía horrorizada. "Por supuesto que no." Bostezó A continuación, estirando sus brazos como un gato sobre su cabeza. ―De acuerdo, a la cama. Hasta luego, tortolitos".

Ella partió, dejando una nube borrosa de perfume de jazmín en su estela.

Jace miró a Clary. Él había empezado a desabrochar su equipo, que se unían en las muñecas y la espalda, formando una capa protectora sobre su ropa. ―¿Supongo que tienes que ir a casa?"

 

Ella asintió de mala gana. Para que su madre estuviera de acuerdo de que siguiera la formación de Cazadora de sombras había sido una larga discusión, desagradable, en primer lugar. Jocelyn había clavado los talones, diciendo que ella había pasado su vida tratando de mantener a Clary fuera de la cultura de los Cazadores de sombras, que ella veía como peligrosa —no sólo violenta, argumentó, sino que aislacionista y cruel. Hace sólo un año, ella señaló a Clary, que la decisión de formarse como Cazadora de
sombras habría significado que nunca podría hablar con su madre de nuevo. Clary argumentó de nuevo el hecho de que la Clave había suspendido reglas como esas mientras el nuevo Consejo examinaba las leyes eso significaba que la Clave había cambiado desde que Jocelyn había sido una niña, y de cualquier forma, Clary necesitaba saber cómo defenderse.

"Espero que esto no sea sólo por Jace", había dicho Jocelyn finalmente. "Yo sé lo que pasa cuando estás enamorada de alguien. Tú quieres estar donde están y hacer lo que hacen, pero Clary —"

"Yo no soy tú", había dicho Clary, luchando para controlar su ira, "los Cazadores de
Sombras no son el Círculo, y Jace no es Valentine." "Yo no he dicho nada acerca de Valentine."
"Es lo que estabas pensando," dijo Clary. "Tal vez Valentine trajo a Jace, pero Jace no es nada como él."
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"Bueno, espero que no", había dicho Jocelyn en voz baja. "Por el bien de todos" con el tiempo había cedido, pero con algunas reglas:

Primero, Clary no viviría en el Instituto, sino con su madre donde Luke, Jocelyn recibiría informes de Maryse de su progreso semanal para asegurarse que Clary estaba aprendiendo y no sólo, como Clary suponía, comiéndose a Jace con los ojos todo el día, o por lo que sea que estaba preocupada. Y Clary no iba a pasar la noche en el
Instituto —nunca. ―No dormirás fuera de casa donde vive tu novio," había dicho Jocelyn con firmeza. "No me importa si es en el Instituto. No.‖

Novio. Todavía era un choque, oír esa palabra. Durante mucho tiempo había parecido una imposibilidad total que Jace fuera a ser su novio alguna vez, que nunca podrian ser cualquier cosa el uno al otro en absoluto, sino hermano y hermana, y eso había sido demasiado duro y horrible de enfrentar. No volver a verse otra vez, habían decidido, habría sido mejor que eso, y eso habría sido como morir. Y entonces, por un milagro, habían sido puestos en libertad. Ahora habían pasado seis semanas, pero Clary no estaba cansada de la palabra aún.

"Tengo que llegar a casa", ella dijo. "Son casi las once, y mi mamá enloquece si me quedo aquí pasadas las diez."

―Está bien." Jace dejó caer su equipo, o al menos la mitad superior de la misma, en el banco. Llevaba una camiseta delgada debajo, Clary pudo ver sus marcas a través de ella, como tinta a través de papel mojado. "Te acompaño."

El Instituto estaba en silencio al pasar a través de él. No había Cazadores de Sombras visitantes de otras ciudades quedándose en este momento. Robert, el padre de Isabelle y Alec, estaba en Idris contribuyendo a establecerse al nuevo Consejo, y sin Hodge y Max para siempre, y Alec lejos con Magnus, Clary sintió como si el resto de los
ocupantes eran como invitados en un hotel casi vacío. Ella deseaba que otros miembros del Cónclave vinieran más a menudo, pero suponía que todo el mundo le estaba
dando tiempo a los Lightwoods en este momento. Tiempo para recordar a Max, y el
tiempo de olvidar.

"¿Has oído de Alec y Magnus últimamente?" ella preguntó. "¿Están pasando un buen rato?"

"Así parece." Jace tomó su teléfono de su bolsillo y se lo entregó a ella. "Alec se mantiene enviándome fotos molestas. Muchos de los títulos con un ‗Ojalá estuvieras aquí, salvo que en realidad no‘."

"Bueno, no se le puede culpar. Se supone que son unas vacaciones románticas." Pasó por las fotos en el teléfono de Jace y se rió. Alec de pie y Magnus frente a la Torre Eiffel, Alec en pantalones vaqueros como de costumbre y Magnus vistiendo un jersey de rayas de pescador, pantalones de cuero, una loca boina. En los Jardines de Boboli, Alec todavía llevaba pantalones vaqueros, y Magnus llevaba una capa enorme de Venecia
y el sombrero de un gondolero. Parecía el fantasma de la ópera. En frente del Museo
del Prado llevaba una chaqueta de torero brillante y botas de plataforma, mientras que
Alec parecía estar tranquilamente alimentando una paloma en el fondo.

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"Te quitare esto antes de que llegues a la parte de la India", dijo Jace, recuperando su teléfono. "Magnus con un sari. Algunas cosas nunca podrías olvidarlas."

Clary se echó a reír. Ellos habían llegado ya al ascensor, que abrió sus puertas extrañas cuando Jace apretó el botón de llamada. Ella entró, y Jace la siguió. En el momento en que el ascensor empezó a bajar —Clary no creía que alguna vez podría acostumbrarse a la inicial estocada de infarto cuando comenzaba a descender —El se acerco a Clary en la penumbra, y la atrajo hacia sí. Ella puso las manos contra su pecho, sintiendo los músculos duros bajo su camiseta, el latido de su corazón debajo de ellos. En la penumbra le brillaban los ojos. "Siento no poder quedarme", susurró.

"No lo sientas." Había un borde irregular en su voz que la sorprendió. "Jocelyn no quiere que seas como yo. Yo no la culpo por eso."

"Jace", ella dijo, un poco alarmada por la amargura en su voz, "¿estás bien?"

En lugar de contestar la besó, tirándola con fuerza contra él. Su cuerpo prenso el de ella contra la pared, el metal del espejo frío en su espalda, sus manos se deslizaron por su cintura, en el marco de su suéter. Ella siempre amó la forma en que la sostenía. Cuidadoso, pero no demasiado suave, no tan suave como para que ella alguna vez sintiera que estaba más en control de lo que ella estaba. Ninguno de los dos podía controlar cómo se sentían, el uno por el otro, y a ella le gustaba eso, le gustaba la forma en que su corazón golpeaba contra el de ella, le gustaba la forma en que murmuraba contra su boca cuando ella le devolvía el beso.

El ascensor se detuvo, y abrió la puerta. Más allá de ella, ella podía ver la nave vacía de la catedral, la brillante luz en una línea de candelabros por el pasillo central. Ella se
aferró a Jace, contenta de que había muy poca luz en el ascensor para que no pudiera ver su rostro ardiente en el espejo.

"Tal vez pueda quedarme", susurró. "Solo un poco más."

Él no dijo nada. Podía sentir la tensión en él, y se la puso tensa. Era algo más que la tensión del deseo. Él estaba temblando, todo su cuerpo temblaba mientras enterró su rostro en el hueco de su cuello.

"Jace", dijo.

Él la soltó de repente, y dio un paso atrás. Sus mejillas estaban rojas, sus ojos brillantes de fiebre. "No," dijo. "No quiero darle a tu madre, otra razón para no gustarle. Ella ya piensa que soy la segunda venida de mi padre —"

Se interrumpió, antes de que Clary pudiera decir que, Valentine no era su padre. Jace era por lo general tan cuidadoso para referirse a Valentine Morgenstern por su nombre, nunca como ‗mi padre‘ —cuando el llegaba a refirerirse a Valentine del todo. Por lo general, se quedaban fuera del tema, y Clary nunca había admitido a Jace que su madre se preocupaba de que él era, en secreto, igual que Valentine, a sabiendas de que incluso la sugerencia le dolería mucho. Mayormente Clary hacia todo lo posible para mantenerlos a los dos separados.
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Llegó junto a ella antes de que pudiera decir nada, y abrió la puerta del ascensor. "Te amo, Clary," dijo él sin mirarla. Él estaba mirando hacia la iglesia, a las filas de velas encendidas, el oro se reflejaba en sus ojos. "Más de lo que alguna vez —" Se interrumpió. "Dios. Más de lo que probablemente debería. Tú sabes eso, ¿no?"

Ella salió del ascensor y se volvió hacia él. Había miles de cosas que quería decir, pero él ya estaba apartando la mirada de ella, presionando el botón que llevaría el ascensor hasta el piso del Instituto. Ella empezó a protestar, pero el ascensor ya estaba en movimiento, las puertas se cerraron, ya que sacudió su camino de vuelta. Se cerraron con un clic, y ella las miró por un momento, el ángel estaba pintado en su superficie, las alas extendidas, los ojos levantados. El ángel estaba pintado en todo.

Su voz resonó con dureza en la habitación vacía, cuando ella hablo. ―Yo también te amo‖ ella dijo.

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