El clima frió podía sentirse a pesar del abrigo y los guantes de corderoy. Aun era muy temprano el sol no había salido aun pero ya el cielo comenzaba a aclarase. Yo como costumbre debía cruzar el parque central de un extremo al otro para llegar al metro que me llevaría a pocos pasos de mi oficina.
las luces de los faroles de dicho parque aun permanecían prendidas, y a pesar del movimiento matutino aun pocas personas transitaban por el Gloria Valles Central.
En esta mañana yo había salido alocadamente apresurado, fue recién cuando ya me encontraba fuera de mi apartamento que note que había salido media hora de lo habitual, por lo cual decidí sentarme en una de las bancas aprovechando el tiempo para arreglar algunos papeles del trabajo.
Ella se sentó a mi lado muy tímidamente . poseía una cartera negra, un sobretodo, pollera, zapatos de tacos y un sombrero tipo boina de lana. Un atuendo un poco antiguo para una joven tan hermosa como era ella. sus ojos verde cristalinos guardaban en silencio una profunda tristeza; sus labios carmesí sellaban un secreto imposible de ser confesado a un extraño como yo.
Por un instante me sorprendió que una jovencita delicada pudiera soportar una helada tan atroz como preparo este invierno para esta mañana.
-¿Podría decirme la hora, caballero?
Interiormente sonreí ante tanta cordialidad, obviamente no haría ningún comentario ofensivo o burlón Además su voz delicada en cierta manera me sedujo.
-Lo lamento mucho, pero he salido apresurado y temo haberme olvidado mi reloj de pulsera.
Ella simplemente, con una mueca sutil, sonrío y algo en su sonrisa me dejo completamente perplejo. Nos mantuvimos mutuamente en silencio por varios minutos; sin embargo no pude evitar que una intriga creciera en mi pecho.
-Disculpe las molestias, y por sobretodo el atrevimiento ¿Usted esta esperando a alguien? No es necesario que me responda, si así lo desea.
-No es ninguna molestia, en verdad yo estoy esperando a mi prometido, acordamos en esta fecha y en este horario encontrarnos en este parque.
-¿Pero no es muy temprano para un encuentro?
-Lo sé, parece una locura, pero alrededor de las seis de la mañana es el horario en el que él sale de su trabajo. Y no es recién hasta después del atardecer que podemos encontrarnos. Por tal motivo decidió que lo mejor sería encontrarnos cuando saliese de su trabajo.
Afirme con mi cabeza como comprendiendo la situación, aunque en verdad no relacionaba un encuentro en el parque a cualquier otro lugar más acogedor. Yo hubiese preferido encontrarme con mi prometida dentro de una confitería o un bar.
Ella retiro un pañuelo blanco con bordados ondulados de hilo dorado, en un extremo pude apreciar unas iniciales que apenas pude visualizar. Ella tenía un aroma cautivador y emitía una cierta inocencia y amabilidad que hacia grato su compañía. Estuvimos hablando de muchos temas dentro del tiempo que nos quedaba.
Me había preguntado si yo me encontraba actualmente en pareja. En un principio mis mejillas se sonrojaron, mis piernas temblequearon y balbuce algunas silabas tartamudeando. No comprendí por que me había puesto muy nervioso, esta pregunta me la habían formulado varias veces y siempre respondía sin ningún inconveniente.
-Estoy en pareja desde hace dos años, he pensado en pedirle matrimonio pero aun no me animo.
-¿En pareja? En verdad no entiendo esa clase de relación; si después del noviazgo la relación desea convivir deberían inmediatamente casarse ya que es el primer paso seguro para formar una familia. La etapa del noviazgo es para comprobar si realmente hay amor entre un hombre y una mujer. Y el matrimonio es para consumar ese amor.
Yo quede estupefacto, parecía el comentario de mi abuela. Una extraña reflexión para una joven de estos tiempos. Le dije que estaba de acuerdo con su opinión para no ser un descortés, pero por dentro me preguntaba de donde salió esta chiflada.
-Si Usted realmente ama a su novia y ya llevan dos años de relación... jovencito, tome coraje y propóngale matrimonio. El amor es eterno y ella si lo ama lo esperara por siempre, pero, créame, la vida es muy corta.
-Tiene muchísima razón, considerare su consejo.
Inmediatamente me reincorpore y me despedí cordialmente. Le pregunte su nombre, ella respondió: Eleonor. Le di un beso en su fría mejilla y me retire en dirección hacia el metro.
A unos pocos metros el viento soplo en mi nuca y me di vuelta para ver a esa jovencita por ultima vez. Me sorprendió al no encontrarla y un escalofrío recorrió mi piel, sin embargo no me preocupe ya que inmediatamente pensé que se había marchado.
Cuando llegue al metro encontré a la salida del parque una placa que literalmente casi detiene mi corazón. En la placa estaba escrito el siguiente epitafio: Parque Central de la Ciudad de Frost; en memoria de Gloria Eleonor Valles, porque el amor no tiene tiempo y si una eterna espera.
En la misma placa aparecía la fotografía de una joven similar a la que yo estuve conversando minutos antes.
Gloria Eleonor Valles, era una jovencita que en 1945 estaba por casarse con un joven maquinista de trenes. Se habían comprometido que el 22 de Julio de ese mismo año se casarían por civil. Lamentablemente esa misma madrugada su prometido sufrió un terrible accidente al chocar su locomotora con otra que se descarrilo del carril, muriendo en el acto. Ella no se entero de tal noticia hasta dos días después de lo ocurrido. Aun así ella siguió yendo al parque a la misma hora con la esperanza de reencontrarse con su amado.
Ella murió el 15 de Noviembre del mismo año, por causa de una neumonía que contrajo por exponerse a las heladas matutinas del invierno.
Quisiera decir que todas las mañanas me encuentro con el fantasma de Eleonor, sin embargo no es así. Si puedo decir que he seguido su consejo y ya llevo un año con la joven que en aquel entonces, en el momento del encuentro fantasmal, era mi pareja. Hoy le cuento esta historia de la Dama del Parque, de amor genuino y eterno, a mi pequeña hija “Eleonor”.
Espero les guate y no se olviden de comentar gracias
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